28/2/12

28-F, el día de la dependencia andaluza

 

por Nación Andaluza

Hoy como entonces, el ensueño acerca de la existencia de democracia y autonomía no sólo lo mantiene el Régimen, también el colaboracionismo de quienes participan del discurso oficial 
 
Un año más, este 28 de febrero los/as apologetas del Sistema, los/as que mantienen a nuestro pueblo en la ignorancia y la alienación colectivas proclamando la existencia de democracia y autonomía, así como sus colaboradores/as necesarios/as, aquellos/as que afirman negarlo pero actúan como si las hubiese, volverán recitarnos esa manida leyenda ideada y propagada por el Régimen acerca de la gesta colectiva del 28-F y los cambios y avances que esta democracia y autonomía han supuesto para nuestro país.

Pero la realidad es “subversiva”, y se empeña en negar esa propaganda al servicio de España y el Capital. Por ello tienen que ocultarla y manipularla. Lo que podemos ver en las poblaciones y barrios de Andalucía es que no sólo estamos donde estábamos, sino que incluso en más de un parámetro estamos aún en peores circunstancias que entonces. Esto lo encubre el Régimen y sus voceros mediante la comparación de esta Andalucía con la de aquella época. Nos dirán que en la actualidad hay más carreteras, colegios, centros sanitarios, de esparcimiento, etc. Pero es en ese mismo hecho de comparar el pasado con el presente donde está la trampa. En la comparación de lo incomparable. Entre unas realidades diferentes, en lugar de entre las semejantes.

Si en lugar de comparar la Andalucía de hace décadas con la actual, se hace entre aquella Andalucía con respecto al resto del Estado de entonces, y la Andalucía de hoy con respecto al resto del Estado ahora, quedará la mentira al descubierto. En cualquier índice de progreso y bienestar que se escoja, estábamos entonces muy por debajo de la media y lo seguimos estando en la actualidad. La verdad que se nos desvelaría en ese caso sería la de que nada ha cambiado en lo fundamental. Y no podría ser de otra manera dado que nada se ha transformado en lo esencial. Seguimos desempeñando el mismo papel estructural colonial interior al que nos condenó la invención burguesa de España en el XIX y la imposición de nuestra pertenencia a los estados españoles.

El 4 de diciembre de 1977, unas manifestaciones convocadas por la llamada asamblea de parlamentarios andaluces, calificativo que a pesar de su denominación designaba en exclusividad al conjunto de electos al Parlamento Español en nuestra tierra,  fueron trasformadas por el Pueblo Trabajador Andaluz en una muestra de identidad y en una reivindicación unánime de derechos. Dos millones de andaluces inundaron las calles de nuestra nación, y de aquellas otras en las que fueron obligados al exilio económico, proclamando su orgullo de ser andaluces y reclamando autogobierno. Volver a ser los dueños de sí y lo suyo. Fue tal el impacto que produjo ver a nuestro pueblo en pie, y tal el riesgo que suponía para el proyecto continuista post-franquista de la “transición”, que el españolismo se puso a trabajar para lograr que volviésemos  al adormecimiento y la subordinación. La fórmula fue hacernos creer que sólo prometiéndonoslo todo se nos entregaba de manera efectiva lo reclamado. Las promesas tan solo sirvieron para postergar hasta el infinito la ejecución real de lo que se nos prometía. Un año después, reunidos en Antequera los que decían representarnos, firmaron un “pacto autonómico” que aparentando luchar por nuestro derecho al autogobierno, en realidad suponía la sumisión a España y el Capital, representados por la Constitución de 1978. Después, “izquierdas” y derechas del Régimen se repartieron los papeles de buenos y malos, los unos defendiendo la vía del artículo 151 y los otros la del 143, para acceder a esa descentralización de funciones estatales, esa “autonomía plena” que nos fue vendida como sucedáneo del autogobierno. En realidad, la diferencia entre uno u otro era sólo de plazos y grados de gestión administrativa. Ninguno conllevaba autogobierno real.

Aquel 28 de febrero de 1980, los andaluces y andaluzas respondieron masivamente, acudiendo a las urnas y votando sí a esa “autonomía de primera”, dando por buena la farsa del Sistema. Aquel referéndum no fue la consecuencia del ejercicio de su libre voluntad, sino la de una respuesta condicionada por el embaucamiento al que se le condujo. De ahí el que fuese tan rápidamente mitificado por el Régimen, convirtiendo aquel 28 de febrero, a partir del año siguiente, en el Día de Andalucía, en sustitución del 4 de diciembre, que lo había sido hasta entonces. A partir de aquel año, el Sistema se apresuró a aportar los fondos presupuestarios para potenciar las celebraciones del 28 de febrero y acabar por inanición con el 4 de diciembre. El régimen tenía claro que las dos fechas respondían a simbologías contrapuestas. El 4-D el de la Andalucía que se rebela. Un pueblo en pie, que sale a la calle y lucha, asumiendo su protagonismo y actuando espontánea y directamente. El 28-F una Andalucía “reconducida”. Un pueblo pasivo y conformista que asume con “madurez” que otros actúen y decidan por él.

Hoy como entonces, el ensueño acerca de la existencia de democracia y autonomía no sólo lo mantiene el Régimen, también el colaboracionismo de quienes participan del discurso oficial. Ha llegado la hora de plantar cara al Sistema. El Pueblo Trabajador Andaluz no se puede permitir ni un día más de parcheos reformistas y regionalistas. Treinta años son más que suficientes. Es el momento de iniciar un nuevo camino, que se oponga frontalmente al continuismo neo-franquista, a su pseudo-democracia, a su autonomismo de atrezo y su capitalismo salvaje. Ningún nacionalista coherente puede aceptar o defender un “marco constitucional” que ni reconoce ni permite reconocer a Andalucía como nación. Que ni devuelve ni permite la devolución de su soberanía a nuestro pueblo. Ningún revolucionario coherente puede aceptar o defender un “marco constitucional” que pone el Estado al servicio del Capital. Que consagra su dominio.

Ningún andaluz o ninguna andaluza con conciencia nacional y de clase, puede actuar normalmente en estas circunstancias, mediante una acción política institucionalizada. El Pueblo Trabajador Andaluz no tiene el problema de quienes le gobiernan o bajo que leyes, su problema es de falta de libertad, de carencia de control sobre sí, su trabajo y su tierra. Y nunca podrá producirse una transformación de esta realidad sin invertir la situación. Sin recuperar su soberanía nunca tendrá verdadera democracia, auténtica autonomía o economía social al servicio del pueblo. No habrá revolución democrática, ética, social, económica, agraria, ecológica, etc., sin revolución soberanista. Sin la  soberanía careceremos del poder para ser nuestros dueños y determinar el futuro.

El 28-F sintetiza esta Andalucía, la maniatada por España y el Capital, mientras que el 4-D sintetiza esa Andalucía libre, en pie por su tierra y su libertad. Aquella por la que vivió y murió Blas Infante. Andalucía sólo tiene un día, el 4-D. En cambio el 28-F es el día del españolismo declarado o embozado, el día de la dependencia andaluza. Este 28-F no tenemos nada que celebrar y si todo por lo que levantarnos y seguir luchando.

¡Viva Andalucía libre y socialista!

Nación Andaluza – Comisión Permanente

Andalucía, un compromiso político por la libertad, la soberanía y la transformación social.


por Carlos Ríos/Antonio Torres

“Robarle” la política a los políticos, para ponerla en manos del pueblo es un ejercicio de osadía que requiere abundancia de ideas pero también de mujeres y hombres revolucionari@s para tal fin. 
 
Andalucía, un compromiso político por la libertad, la soberanía y la transformación social

Este 28 de febrero, como todos los años, se repetirá el mismo ritual institucional de siempre: vacío, frío y aburrido. Este año 2012, al cumplirse el 30 aniversario del primer Estatuto de Autonomía, se repetirán esos largos, tediosos y triunfalistas discursos sobre el progreso económico, social y cultural conseguidos gracias a las instituciones autonómicas andaluzas que surgieron del supuesto marco democrático nacido de la Constitución española de 1978. Se nos dirá que la actual situación que vivimos se puede superar. Que es cuestión de tiempo y de trabajar unida la sociedad andaluza, como si no supiéramos que la sociedad andaluza ha estado siempre dividida en dos, en los de arriba y en los de abajo. En definitiva nos contarán que cambiando el partido que detenta el poder, para unos en Madrid, para otros en Sevilla, y para los menos en ambas ciudades, todo será distinto. Sin embargo, esos discursos se quedarán una vez más desnudos y vacíos de argumentos y sentido cuando se confronten con la realidad andaluza, es decir, con la realidad diaria del pueblo trabajador andaluz.

No nos pasa desapercibido el hecho de que este 28 de febrero viene marcado por la cita electoral del 25 de marzo en un contexto de crisis sistémica capitalista, por tanto, todas las fuerzas políticas, que desde la derecha y la izquierda han venido sosteniendo de una manera u otra políticamente el actual régimen autonómico andaluz apéndice del Estado monárquico español de las autonomías, nos llamarán a revivir el pretendido “espíritu” del 28 de febrero de 1980 votando por sus siglas. Nos dirán que sus programas electorales contienen las recetas mágicas que nos sacarán de la crisis y a Andalucía en particular de los furgones de cola en indicadores socioeconómicos, y que acabarán con el paro y la marginación. Mucho nos tememos que todos esos partidos nos venderán, como siempre, fuegos de artificios que desaparecerán al día siguiente.

Estamos convencidos de que para de verdad superar esta crisis sistémica en Andalucía se hace necesario empezar por algo muy básico, pero a la vez problemático: convencerse de que la solución no van a venir ni de las actuales instituciones estén estas radicadas en Andalucía, Madrid o Bruselas, ni de los partidos ni sindicatos que han venido sustentándolas durante todos estos años. El actual régimen, como un complejo donde a la estructura económica extractiva se ha asociado con una superestructura institucional para explotar a Andalucía y a otros pueblos trabajadores, es el culpable de nuestra situación. Estamos convencidos de que las soluciones han de tener como remitente y destinatario el pueblo trabajador andaluz. No basta con que seamos meros testigos de un “cambio de gobierno” para terminar con nuestra secular opresión.
Tras las numerosas manifestaciones que tuvieron lugar el 4 de diciembre de 1977, el pueblo andaluz dejó patente sus ansías de justicia y libertad. Se ponía en marcha un verdadero movimiento nacional de carácter netamente popular, ese movimiento encerraba a la vez muchas potencialidades como también múltiples e irreconciliables contradicciones. Las palabras “autonomía” o “autogobierno” sonaban por todas partes y eran pronunciadas por los más diversos actores políticos y sociales, pero muy pocas veces se concretaba qué se quería decir con esas palabras. A pesar de ello, en el imaginario popular andaluz esas palabras significaban: tierra, trabajo, libertad, dignidad y respeto para sus señas de identidad y cultura, desarrollo económico y social, justicia y progreso que acabaran con la emigración, el analfabetismo, el paro, el caciquismo, la falta de perspectivas, el subdesarrollo, la marginación, el hambre y el desprecio y la manipulación de una cultura que hundía sus más profundas raíces en un mar: el Mediterráneo.

Andalucía como país subdesarrollado y oprimido era la consecuencia de un peculiar proceso histórico, es decir, era la consecuencia del papel que se le asignó en la configuración histórica de lo que hoy es el Estado español. Una configuración histórica que se aceleró especialmente con el desarrollo del modo de producción capitalista, en la que la gran oligarquía española desde prácticamente sus inicios históricos llevó a cabo una división territorial del trabajo que aún perdura. Los 40 años de régimen franquista acentuaron y destacaron el rol de la Andalucía subdesarrollada, dependiente y oprimida, como no podía ser de otra manera.
Lamentablemente, el pueblo trabajador andaluz como cabeza visible de aquel movimiento nacional y popular andaluz no pudo desarrollar los instrumentos de lucha adecuados a las circunstancias y al momento histórico, especialmente la herramienta política nacional y de clase. Ante esa ausencia no se hicieron esperar los diferentes oportunismos. La pequeña burguesía andaluza, lastrada por una debilidad secular, se acompañó de algunos sectores de la clase obrera andaluza dando lugar a un movimiento andalucista que se escoró rápidamente hacia el regionalismo. Temerosa del cariz de los acontecimientos, se esforzó desde el principio por encauzar el movimiento popular por los cauces sistémicos previstos. Inevitablemente los sectores populares se fueron desgajando paulatinamente de este “andalucismo”, hasta convertirlo en la estructura meramente representativa de pequeños grupos clientelares que hoy constituye.

Los cuadros dirigentes de las principales organizaciones netamente obreras andaluzas, desorientados ante una problemática popular andaluza imprevista y analizada sobre la marcha, se esforzaron en cabalgar unas reivindicaciones que se salían de la secuencia revolucionaria prevista, encajándola en todos los casos en un esquema etapista del desarrollo de la lucha de clases con “paso obligatorio” por Madrid.
Finalmente la dirigencia social-liberal, con el apoyo imprescindible del capital alemán que conoce bien las estructuras estatales descentralizadas como las de su propio estado, se situó en la mejor posición para rentabilizar primero y encauzar después las reivindicaciones populares andaluzas. El proceso, repleto de unas contradicciones cuya forma de superación fue la combinación de desmovilización popular general y “guerra sucia” localizada en los sectores obreros andaluces más combativos, dotó al PSOE de un aura de combatividad andaluza prefabricada en torno a ciertos elementos de movilización más simbólicos que reales. Tan simbólicos como el 28F. De esta forma se configuraba como el más adecuado implementador de las políticas neoliberales en Andalucía para las décadas posteriores.

Así se construyó el régimen político actual dando lugar a esta Andalucía de principios de siglo XXI. Una estrategia combinada de “palo y zanahoria” que ha hecho recorrer a los andaluces en estos 30 años el camino marcado por la Comisión Trilateral y la gran burguesía europea. En lo económico contamos con país de 8,5 millones de habitantes, y con más de 2 millones de andaluces en la emigración. Un PIB per cápita de 18375 € frente a los 22578€ del PIB español. Unas tasas de paro oficiales que alcanzan el 31,2%, es decir, más de 1,4 millones de andaluces en paro, y que casi duplican las del resto del estado que (si exceptuamos Andalucía) se queda en un 17,8%. Una agricultura colapsada por las escasas inversiones productivas de la patronal, el coste creciente de los productos agrícolas y el regreso los andaluces que huyen de la caída en picado de la construcción. Una proceso de desindustrialización creciente que motiva que tan solo el 10% de la población activa andaluza trabaje en el sector industrial, frente al 17% español. Proceso al que solo se resisten la industria militar y las industrias altamente cancerígenas de Huelva y Algeciras, instaladas durante el franquismo Y un sector servicios en crisis debido a la oleada de recortes neoliberales o en el caso del turismo, dependiente de las multinacionales del sector y en todo caso modesto en comparación con el sector turístico estatal (el 18% sobre el total estatal).

En lo político la característica más visible del periodo es la continuidad durante 30 años de un partido, el PSOE, en el poder. Esta hegemonía de los social-liberales ha facilitado la puesta en marcha de la agenda neoliberal en las mejores condiciones posibles para el capital, a cambio de asumir un reducido coste en políticas caritativas centradas fundamentalmente en niños y ancianos. La alternancia política hubiera posibilitado posibles inestabilizaciones ante un Partido Popular que como representantes de las capas más recalcitrantes de la burguesía andaluza solo saben tratar a los andaluces “a ostias”. Por el contrario, la hegemonía del PSOE ha facilitado el avance del capital , abriéndole paso un PSOE que conoce de cerca a las clases populares ya que ha reclutado a muchos de sus cuadros políticos de las mismas, constituyendo así un ejército de cipayos imprescindible para vencer las resistencias populares andaluzas al imperialismo español. Mientras, las franjas intermedias y económicamente más productivas, la juventud y los adultos en edad activa, han experimentado unas condiciones de explotación caracterizadas por desenvolverse en una economía andaluza de rasgos neolocoloniales. Unas condiciones de la clase obrera andaluza determinadas por una relación crecientemente desfavorable con el capital que han dibujado un retroceso en derechos a la vez que en autorreconocimiento colectivo del pueblo trabajador andaluz.

La aculturación creciente bajo el insistente discurso de la “inferioridad” de lo andaluz ha favorecido a medio plazo la disolución de las resistencias populares. Resistencias que se “trabajan” también de forma frontal desde los aparatos represivos (legislativo y judicial) a corto plazo. En un proceso que imposibilita a la clase obrera andaluza y a los sectores populares reconocerse como tales, en toda su amplitud, optando por el pragmatismo de trabajar a favor de la metrópoli colonial antes que ejercer una rebelión imposible contra ella.
Hoy, 28 de febrero, tenemos la convicción de que la solución pasa por tres palabras: por nosostr@s mism@s. Este 28F de discursos tan altisonantes como vacíos es la fecha de las promesas que ya sabemos que se incumplirán, por eso, es imprescindible saber que el único cambio pasa por nosotr@s. En el trabajo, en la escuela, en la cola del paro o en el mercado, la lucha ha de pasar por convencernos de que hemos de formar parte activa de ella. Esa máxima tan sencilla es la clave sin la cual es imposible un horizonte donde la soberanía nacional andaluza y la revolución social sean posibles. Ni lo uno ni lo otro es realizable en el marco de la apatía, la desmovilización o la espera de soluciones importadas. El ejercicio que desde la izquierda independentista y desde el ámbito de toda la izquierda soberanista andaluza se hace a diario es una muestra de la fortaleza de la idea, a pesar de que en lo numérico aún no somos fuerzas suficientemente amplias. Somos conscientes de ello. Sabemos que aún nos queda mucho tiempo en que “no será suficiente” todo lo que hagamos. Es por eso que estamos trabajando por la unidad de la izquierda soberanista andaluza y se están dando pasos que para nosotros son esperanzadores, como la constitución de la Mesa Andaluza de la Izquierda Soberanista (M.A.I.S.) en abril del pasado año.

La importancia del hecho es una cuestión más de futuro que de presente. La M.A.I.S. supone el reconocimiento implícito de que necesitamos trabajar en un contexto de unidad por la liberación de Andalucía. Sabemos que el trabajo que individual o colectivamente realizamos cada uno en nuestro ámbito es importante, pero somos conscientes de la necesidad de avanzar en la construcción de una unidad que parirá, antes o después, un referente político de la izquierda soberanista andaluza. Una herramienta que sea capaz de confrontar al Capital y al tambaleante estado español un Pueblo Trabajador Andaluz en pie de guerra, desarrollando las contradicciones de tal proceso con un carácter favorable para la mayoría de los andaluces, para los trabajadores. Si coincidimos en señalar que la raíz de nuestros problemas es política, la solución está clara: tenemos que hacer política y eso significa implicarnos en los problemas concretos de nuestro Pueblo, y como no, dar soluciones desde una perspectiva global, ofreciendo una alternativa política nacional y de clase, haciendo confluir conflictos parciales y sectoriales hoy dispersos y desconectados unos de los otros.
La construcción de ese referente político no se puede circunscribir exclusiva y estrechamente a las citas electorales, como ha pasado en ocasiones anteriores. Son ya varias las siglas que tras las elecciones de turno han quedado olvidadas en el cajón sin haber cumplido su misión fundamental: ser la herramienta política para la construcción de una Andalucía libre y socialista. Por coherencia y responsabilidad con la clase obrera y los sectores populares andaluces eso no puede volver a ocurrir.

Pero para su construcción, es imprescindible contar no solo con aquellos que “ya estamos” en ello. Seremos tanto más dinámicos a la hora de quemar etapas en el proceso en cuanto que más sectores de la Andalucía “reberde” asuman la necesidad en toda su amplitud de este útil de lucha. “Robarle” la política a los políticos, para ponerla en manos del pueblo es un ejercicio de osadía que requiere abundancia de ideas pero también de mujeres y hombres revolucionari@s para tal fin. La M.A.I.S. es hasta ahora lo más acabado que hemos construido en ese sentido. En la actualidad el mejor punto de encuentro para que colectivos, organizaciones, asociaciones y obrer@s a título personal se den cita en un confluencia que sin la premura constante de los cálculos electorales nos permita construir complicidades y fraguar los cimientos de una futura Andalucía soberana. Una Andalucía Socialista. Una Andalucía Libre.

Carlos Ríos, Coordinador Nacional de Nación Andaluza (N.A.)
Antonio Torres, Secretario General de Andalucía Comunista (And.Com)

Nación Andaluza en apoyo al Pueblo Saharaui en el 36º aniversario de la proclamación de la RASD


por Nación Andaluza

Nación Andaluza, en el día en que se conmemora la proclamación de independencia y la constitución de su propia república, quiere transmitir nuevamente su solidaridad al hermano Pueblo Saharaui 
 
El 27 de febrero de 1976,  el Consejo Nacional Provisional, “en representación de la voluntad del pueblo”, anunció en los territorios saharauis liberados de la ocupación imperialista marroquí, la independencia nacional y la formación del Estado saharaui, a través de una declaración, en la que partiendo de verdades tan incontestables como que “todos los pueblos tienen un derecho inalienable a la libertad absoluta, al ejercicio de su soberanía y a la integridad de su territorio nacional”, o “la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones para el logro del desarrollo económico, social y cultural de los pueblos”, afirmaba que proclamaba solemnemente: “La constitución de un Estado libre, independiente y soberano, regido por un sistema nacional democrático, árabe, de tendencia unionista, de confesionalidad islámica, progresista, que adquiere como forma de régimen el de la República Árabe Saharaui Democrática”, la RASD, para “defender su independencia y su integridad territorial, y ejercer el control de sus recursos y riquezas naturales”.

Hoy, tras treinta y seis años de heroica resistencia contra la política genocida alauita y las presiones de la cínica diplomacia occidental para que renunciasen a la lucha por su soberanía, aceptando el formar parte del Estado marroquí, el Pueblo Saharaui sigue negándose a doblegarse y continúa manteniendo levantada la bandera de la defensa de su derecho indiscutible a la independencia. A pesar del abandono y aislamiento al que es sometido por la hipócrita comunidad internacional, y del apoyo soterrado de la misma al ocupante, éstos no han renunciado a sus derechos populares y nacionales, dando con ello un ejemplo de dignidad, entereza y perseverancia colectivas al mundo.

La situación y la lucha de saharauis y andaluces poseen múltiples semejanzas. Ambos constituyen pueblos negados sobre los que se ha ejercido un genocidio, tanto físico como identitario, para imponerles su pertenencia obligada a otro Estado. A los dos se nos quiere hacer conformar con sucedáneos de libertad, la supuesta “autonomía”, para que renunciemos a nuestros derechos nacionales. Uno y otro sufrimos la opresión, el expolio de nuestras riquezas y la explotación económica derivadas de la colonización. Por todo ello, el Pueblo Trabajador Andaluz, pese a la propaganda española y europea para hacerle cambiar de parecer, siempre se ha mostrado mayoritariamente a favor de los derechos saharauis. Los andaluces conocemos lo que significa el resistir a lo largo del tiempo, a pesar de las persecuciones, crímenes y el terror de Estado. Igualmente sabemos de traiciones internas y soledades exteriores. Por eso reconocemos el valor de otros pueblos que permanecen en pie por su tierra y su libertad, a pesar de todo.

Nación Andaluza, en el día en que se conmemora la proclamación de independencia y la constitución de su propia república, quiere transmitir nuevamente su solidaridad al hermano Pueblo Saharaui, y reiterarle nuestro pleno e inamovible apoyo a su causa, a su representación institucional, la RASD, y a su representación organizativa, el Frente Popular para la Liberación de Saguia al Hamra y Río de oro, el Frente Polisario.

¡Vivan el Sahara Occidental y Andalucía libres!

¡Por la independencia y el socialismo para todos los pueblos!
Nación Andaluza – Comisión Permanente

23/2/12

Ya está en la calle el nº 57 de “Independencia”, la revista política de la izquierda independentista andaluza

Ya está en la calle el nº 57 de “Independencia”, la revista política de la izquierda independentista andaluza
Artículos de este número:
-A diez años del asesinato de Gabriel Lima Tirado "Gabi Lima"
-Gabi Lima: Víctima del españolismo
-La liberación animal como necesidad revolucionaria inseparable de las luchas nacional y social
-Esbozos de una historia de Andalucía (4ª parte) La esclosión de la civilización andaluza.
-Thomas Sankara: La revolución burkinesa y su lucha por la liberación nacional y social

Editorial Independencia nº 57

Se aproximan tiempos difíciles. La Andalucía actual va a sufrir en los próximos años un retroceso desconocido. Y dentro de ella especialmente el Pueblo Trabajador Andaluz. El corte radicalmente neo-liberal que esta tomando el imperialismo español desde hace un tiempo asegura que las áreas periféricas de este estado, a su vez periférico, sean las peor paradas. La profundización de la precariedad y la exclusión social de cada vez mayor número de andaluces se alza se perfila en el horizonte en un país donde la tasa de paro crece (31,2% en diciembre) y este año llegará sin duda al 33%, aproximándose peligrosamente a la astronómica cifra del millón y medio de parados andaluces/zas.

En este nuevo periplo que se nos abre es más importante que nunca la reflexión y el debate en torno al modelo de Andalucía que queremos construir. Y aparejado con ello recordar las luchas y los luchadores que ha dado esta tierra debe ser una necesidad para avanzar. En esta línea dedicamos este número 57 de nuestra revista a Gabriel Lima “Gabi”. Malagueño y luchador incansable, Gabi fue asesinado en circunstancias no esclarecidas a día de hoy el 15 de febrero de 2002. El próximo 15 de febrero se cumplen por lo tanto diez años del asesinato de uno de los principales dirigentes de Nación Andaluza en Málaga. Un batallador incansable por los derechos de la clase obrera malagueña y por el Pueblo Trabajador Andaluz que fue el primero en organizar la disidencia política a la mafia política instalada con Jesús Gil en la Marbella de los años 90. Miembro fundador del Sindicato Unitario Andaluz de Trabajadores, Nación Andaluza y Liberación Gay de Andalucía, desde estas páginas queremos hacer un recorrido por la trayectoria política de Gabi Lima. Azote de españolistas y sindicalista infatigable su asesinato dejó un hueco en la Málaga rebelde imposible de llenar.

También hemos dedicado páginas en el Independencia para el análisis de las experiencias de otros pueblos que se levantaron contra el imperialismo. En este caso Juanfe Sánchez analiza la interesante experiencia de Burkina Faso y el que ha sido llamado “el Che africano” Thomas Isidore Sankara. Sankara fue el arquitecto de una experiencia en la Burkina Faso postcolonial que buscó desarrollar las fuerzas productivas burkinesas con un modelo de desarrollo económico socializante y autocentrado. La interesante experiencia del “país de los hombres íntegros”, significado de Burkina Faso, fue segada por los intereses de la antigua metrópoli y potencia neo-colonial, Francia. Y con ella la vida de Thomas Sankara. Sin embargo no podrán borrar su legado, que recuperamos en estas páginas.

Por último continuamos con la cuarta entrega de los “Esbozos de una historia de Andalucía” de Francisco Campos, esta vez dedicada a la aparición de la primera civilización andaluza cristalizada en Tartessos. Y cerramos esta editorial haciendo referencia al trabajo de Cristobal García sobre el polémico tema de la liberación animal y su imbricación con las luchas de liberación social y nacional. Un texto que sin duda dará lugar a unas cuantas horas de debate en todos los círculos de militantes andaluces/zas.

23 de febrero, Día del libro y la cultura andaluza

23 de febrero, Día del libro y la cultura andaluza

En 1502, diez años después de la caída de Granada, en la plaza de Bib Rambla, el cardenal Cisneros ordenó la quema pública de miles de libros andalusíes. Este acto no sólo constituía un incumplimiento de las Capitulaciones, señalaba la intencionalidad de los conquistadores. Aquel imperialismo castellano, antecesor del español, no pretendía limitarse en Andalucía a la ocupación, la apropiación de riquezas y la explotación de sus habitantes. El objetivo no era la mera colonización, sino suplir sus carencias de población y recursos mediante la castellanización forzosa. Andalucía dejaba de existir y todo sería Castilla. Seríamos la base sobre la que las élites dominantes castellanas construirían su poder. “Ancha es Castilla por Andalucía”. Por ello, no bastaba el control del territorio y sus gentes, debían acabar con toda seña de identidad e inocular una mentalidad de servidumbre, con el terror de estado y el condicionamiento colectivo.

Aquel día quedaron carbonizados miles de ejemplares con toda índole de contenidos.  Obras no sólo religiosas, también filosóficas, literarias, científicas, históricas, etc. Su misma variedad demuestra que la causa religiosa sólo era un pretexto justificador. Se quería acabar con la memoria escrita de nuestro pueblo, como medio para obtener su sumisión perenne. Por ello, y más allá de su valor intrínseco o del signo de intolerancia que conlleva, la destrucción de aquellos textos simboliza un ataque a nuestra cultura y marca el inicio del genocidio global, físico e identitario, sufrido. Durante siglos, cientos de miles de andaluces serían torturados, asesinados o llevados al exilio, por resistirse a la ocupación, el expolio y a la aculturización. Por negarse a rendirse y dejarse esclavizar. A dejar de ser y vivir como lo hacían los andaluces de la época.

Pero la persecución identitaria no constituye exclusivamente un hecho del pasado, ha permanecido hasta hoy. Se la ve cotidianamente, soterrada o explícitamente, en esas aulas de supuesta enseñanza en las que nuestra historia es ocultada y tergiversada, en las que nuestras señas de identidad son ignoradas aunque no por ello dejan de ser utilizadas por el Pueblo Trabajador Andaluz con inconsciente tozudez. En los llamados medios de comunicación, esos en los que nuestras formas de ser y hacer son menospreciadas y nuestra rasgos lingüísticos son ridiculizados, a pesar de lo cual los siguen utilizando de forma inconsciente nuestro pueblo, afirmándose así como tal. En esos ambientes intelectuales donde todo aquello que nos singulariza es minusvalorado o excluido, imponiéndose estándares uniformadores europeizantes y españolizadores.

Por eso hoy, en el día del libro y la cultura andaluza, hacemos un llamamiento a aunar fuerzas y esfuerzos, también en los aspectos culturales y del conocimiento. A impulsar las facetas pedagógicas de la lucha, esas a la que Blas Infante daba tanta importancia, consciente de la necesidad de contrarrestar la ignorancia y la alienación en la que España y el Capital mantienen al Pueblo Trabajador Andaluz, como herramientas para el control político y la explotación económica. A traducir las resistencias pasivas e individualizadas en ejercicios de resistencia conscientes, colectivas y organizadas. La batalla por la difusión, reivindicación y defensa de todo lo andaluz forma parte esencial de la lucha integral de liberación. De la brega general por la descolonización, contra la opresión nacional y la esclavitud social andaluza. La dependencia política y económica también es cultural, y a las tres se las combate con independencia y socialismo.
¡Por una identidad andaluza para un Pueblo Trabajador Andaluz libre!

¡Por la independencia y el socialismo para Andalucía!

Nación Andaluza - Comisión Permanente

21/2/12

Gente del Pueblo, Sonidos del Pueblo Trabajador Andaluz

Acto Pro Represaliados Andaluces


ACTO BENÉFICO

El próximo lunes 27 de febrero a las 20:00 horas, tendrá lugar en el Centro Cultural de Gilena, un acto benéfico para recaudar dinero para l@srepresaliad@s del SAT.

En dicho acto, contaremos con la participación de JOSÉ MARÍA CARRILLO, CANTANTE Y COMPOSITOR DE LA GENTE DEL PUEBLO, QUE NOS PRESENTARÁ EL LIBRO QUE HAN HECHO RECIENTEMENTE PARA RECAUDAR FONDOS PARA L@SREPRESALIAD@S DEL SAT.

También pondremos una barra benéfica, para conseguir también algo de dinero para la gente represaliada de nuestro sindicato, el SAT.

El SAT aprueba un calendario de movilizaciones que no descarta la huelga general andaluza


por SAT
El pasado domingo la Asamblea Nacional del SAT ha aprobado un calendario de movilizaciones que dan continuidad a la lucha mantenida por este sindicato contra los efectos de la crisis y los recortes sociales. 
 
SAT

La primera cita será el lunes 27 de febrero con movilizaciones en todos los territorios donde el SAT tiene presencia.

Entre las reivindicaciones se hayan la derogación de la reforma laboral, la prohibición de los desahucios para familias en paro, la subida de la pensión mínima hasta igualar el SMI, la bajada de los precios de la luz y el butano, así como demandas específicas del campo como la eliminación del requisito de las 35 peonadas para acceder al subsidio agrario, la ampliación del subsidio de los 6 meses actuales a diez o la creación de un fondo especial de emergencia social para que los Ayuntamientos puedan ayudar a las familias en situación de necesidad extrema.

Asimismo el SAT contactará con el resto de sindicatos de clase con objeto de estudiar la posibilidad de convocar una movilización general en el conjunto de Andalucía que podría tomar la forma de una huelga general o una jornada de lucha.

En el mes de marzo, el SAT ha decidido ocupar una finca para seguir reivindicando el derecho a la tierra y denunciar la venta de las fincas públicas por parte de la Junta de Andalucía.

http://www.sindicatoandaluz.org/?q=node%2F887

Gira del SAT por Euskadi: Berria entrevista a Diego Cañamero

 

por SAT

Berria es un diario escrito íntegramente en euskera que significa "Noticia" o "Nuevo" y ha sustituido a Egunkaria que fue cerrado por orden judicial en 2003.
Esta mañana el diario euskaldún Berria ha entrevistado en la sede de LAB al Portavoz Nacional del SAT, Diego Cañamero. Comienza así la gira que por tierras vascas está realizando una delegación del SAT para explicar la situación de represión que sufre nuestro sindicato. El SAT es el sindicato más represaliado de Europa con peticiones de cárcel de cerca de 50 años, 400 compañeros y compañeras procesados y 400.000 euros en multas.
Berria: Diego, explicanos la situación de represión que estáis sufriendo? Diego Cañamero: Nuestro movimiento venimos sufriendo represión desde nuestro nacimiento hace más de 30 años, tenemos más de 1000 compañeros y compañeras que han sufrido procesamiento judicial, todos los dirigentes históricos hemos pasado por la cárcel y siempre nuestro único delito ha sido el mismo: defender los derechos de los trabajadores y trabajadoras, que se cumplan los convenios y denunciar el latifundismo en Andalucía que supone un impedimento para el desarrollo de nuestra tierra. Eso hizo que todos los gobiernos, desde Suarez, Felipe González, Calvo Sotelo, Aznar, todos sin excepción, nos reprimieran. Pero este último, el de Rodríguez Zapatero ha sido uno de los peores, porque no sólo hemos tenido palos, detenciones, juicios, sino también el abuso de las multas en un intento de desarticular al sindicato. Intento que no va a dar resultados.
Berria: ¿Qué siente un jornalero como tú cuando recibe en su casa una carta del Gobierno con una multa o con una sentencia?
Diego Cañamero: Hace dos años me declaré insumiso judicial, estoy en busca y captura, en primer lugar porque creo en la justicia pero no en los que la ejercen. En segundo lugar, porque se está actuando contra el sindicalismo, es decir, contra la única herramienta que tienen los trabajadores y trabajadoras para defender sus derechos frente a los abusos de la patronal. Y en tercer lugar porque en muchas ocasiones las denuncias son falsas, tiran de listas negras de sindicalistas y activistas sociales y los acusan aunque ese día no hayan estado en esa acción. Antes hemos soportado la represión y ahora también la soportaremos, pero queremos que todo el mundo sepa que esta mal llamada democracia persigue y criminaliza en el 2012 al sindicalismo de clase.
http://www.sindicatoandaluz.org/?q=node%2F889

[Granada] Trabajadores/as de la UGR irrumpen en la reunión del Consejo de Gobierno


por SAT - Granada

Esta mañana mas de una veintena de trabajadores/as de la Universidad de Granada ha estado presente en la reunión del Consejo de Gobierno de la Universidad.
En la concentración, convocada por la sección sindical del SAT en la UGR, se ha repartido una “Carta abierta a los miembros del Consejo de Gobierno”, mientras los participantes asistían de forma silenciosa a la reunión de dicho consejo con unos carteles en los que se podía leer: SR. GERENTE DEVUÉLVAME MI FUTURO. Una clara alusión a la draconiana política de recortes que está llevando a cabo la Gerencia, que se traduce en la no contratación de Personal Temporal, entre otras graves medidas.
CARTA ABIERTA A LOS MIEMBROS DEL CONSEJO DE GOBIERNO DE LA UNIVERSIDAD DE GRANADA (UGR)

Como ya es bien sabido, a consecuencia de la aprobación del Real Decreto-Ley 20/2011, el Sr. Gerente decidió suspender las contrataciones de Personal Temporal, a nuestro entender, en base a una interpretación muy particular, radical y antisocial del citado RDL, con el agravante de la ocultación de sus intenciones a los órganos colegiados que representan a los trabajadores. De hecho, a día de hoy (20 de febrero de 2012), a pesar de las movilizaciones y denuncias sindicales, el Sr. Gerente aún no se ha reunido con el Comité de Empresa del PAS Laboral para analizar la situación y buscar soluciones.

Según los estatutos de la UGR, “El Consejo de Gobierno establece las líneas estratégicas y programáticas de la Universidad”. Atendiendo a esa competencia, y dada la nula voluntad negociadora del Sr. Gerente para consensuar el desbloqueo de las contrataciones del referido Personal Laboral Temporal afectado, desde la Sección Sindical del SAT en la UGR instamos a este órgano a que intervenga a la mayor brevedad para reactivar las referidas contrataciones, en base a los siguientes razonamientos:
  1. Ni la Mesa de Gerentes de las Universidades Andaluzas, ni la CRUE ni otras instancias competentes de la Junta de Andalucía han considerado necesario fijar directriz alguna al respecto, por lo que en base a la autonomía de la UGR y mientras se concretan los criterios de aplicación del RDL, el Sr. Gerente tiene plena potestad para restablecer las contrataciones, como han continuado haciendo otras instituciones públicas provinciales o autonómicas con toda normalidad.
  2. Según ha repetido el Sr. Gerente en distintos foros e incluso ante los medios de comunicación, no es una cuestión de falta de liquidez económica (de hecho, el Sr. Navarro asevera que la UGR tiene superávit), sino de interpretación y aplicación del referido RDL. Es decir, un criterio subjetivo.
  3. El pasado otoño, según versión de la propia Gerencia transmitida a este sindicato, se cubrían el 93% de los puestos descubiertos (bajas por accidente o enfermedad, sustituciones internas, jubilaciones, puestos de nueva creación, etc). A día de hoy, y tras la suspensión de nuevos contratos ordenada por Gerencia, tanto ha caído ese porcentaje que ni al propio Presidente del Comité de Empresa se le facilitan los datos sobre rescisión de contratos y necesidades reales de contratación, lo cual nos hace preveer el inevitable incumplimiento de las diferentes Cartas de Servicios u otros estándares de calidad asumidos por nuestra universidad, además de un inminente colapso en la prestación de muchos servicios básicos (limpieza, hostelería, mantenimiento, etc) que sin duda van a repercutir en la calidad general de la docencia impartida y, por extensión, en la propia imagen externa de la UGR y sus gestores.
  4. Muchos de los trabajadores abocados al paro por el Sr. Gerente llevan varios años prestando sus servicios a la UGR con una cierta continuidad y estabilidad laboral, hasta el extremo de que han condicionado su vida, formación técnica y carrera profesional ante las necesidades reales y el fuerte crecimiento de la UGR, todo ello promovido incluso por la propia universidad. Sesgar esa proyección laboral y desaprovechar esa cualificación específica es renunciar a un modelo de plantilla compuesta por personal laboralmente estable, formado y comprometido.
  5. La provincia de Granada ha sufrido de manera crónica la sangría del desempleo y la emigración. Mantener el criterio ordenado por el Sr. Gerente puede suponer la pérdida de cientos de puestos de trabajo eventuales en muy pocos meses, con la consiguiente repercusión negativa en el resto de la sociedad granadina: mas desempleados=menos consumo=más desempleo.
  6. Si hay una seña de identidad en la UGR mantenida durante muchas décadas, esa ha sido la de la estabilidad laboral de sus empleados. Pero el Sr. Navarro está haciendo historia. Nunca un gerente de nuestra universidad había sido tan insolidario y tosco con la situación de sus empleados eventuales. Nunca un gerente de nuestra universidad había faltado al respeto a esa importante tradición de compromiso social y laboral, y mucho menos en tiempos de crisis.
Por todo ello, desde el SAT confiamos que este Consejo de Gobierno esté a la altura de la gravedad de la situación, no se deje presionar por las “adhesiones inquebrantables” y se apueste por el restablecimiento de las necesarias contrataciones.

18/2/12

17 de febrero, Día del grito de libertad andaluz

La lucha de liberación nacional, por la independencia, constituye la primera e ineludible fase para que nuestro pueblo alcance el poder político y con él la liberación económico-social y de clase
Fue el 17 de febrero de 1919, durante una de las etapas contemporáneas de rebelión social más trascendente para la clase obrera andaluza, el llamado trienio bolchevique, cuando una manifestación reivindicativa de jornaleros, organizada por los sindicalistas revolucionarios y los andalucistas históricos, recorrió las calles de Córdoba tras una pancarta donde se podía leer un: ¡Viva Andalucía libre!, el grito de libertad de nuestra tierra. Era la primera ocasión documentada de la utilización pública de la exclamación. La que resume tanto las ansias como la necesidad de liberación de nuestra nación para el Pueblo Trabajador Andaluz. Su lucha de siglos por la recuperación de su tierra y su libertad, arrebatadas por la conquista y la ocupación castellana, que Blas Infante plasma e impulsa en el Himno Nacional: “Andaluces levantaos, pedid tierra y libertad”.

El que este hecho se produjese en un contexto de la lucha de clases, y el que fuese protagonizado por trabajadores del campo, el colectivo más numeroso y determinante, el núcleo originario de la clase obrera andaluza, subraya las bases intrínsecamente revolucionarias del nacionalismo andaluz. Un nacionalismo que no posee relación con los nacionalismos estatalistas burgueses europeos. Ese es el sentido de afirmaciones de Infante acerca de un nacionalismo no nacionalista. Un nacionalismo que entronca con los movimientos de liberación nacional, por la descolonización y la independencia, del calificado por Occidente como “tercer mundo”. En Andalucía, primer país ocupado por el imperialismo castellano, antecesor del español, liberación nacional y social son una misma y única batalla libertadora integral para nuestro pueblo. Como en cualquier otra nación ocupada y colonizada para el expolio de sus posesiones y la explotación obrera, la lucha de liberación nacional, por la independencia, constituye la primera e ineludible fase para que nuestro pueblo alcance el poder político y con él la liberación económico-social y de clase, siendo esta, a su vez, la que permitirá la plena existencia de liberación nacional. ¡Viva Andalucía libre! sintetiza el combate revolucionario global.

Ahora más que nunca, cuando la crisis provocada por la rapiña del capital especulativo y mantenida artificialmente por el Sistema para justificar el recorte en derechos a los trabajadores, se ceba especialmente sobre nuestro pueblo, consecuencia del carácter de colonia interior estatal de Andalucía, la lucha por nuestra libertad colectiva, por la soberanía política, resulta prioritaria. Conformar un poder popular andaluz capaz de devolverle a nuestro pueblo el protagonismo, el control y el dominio sobre sí y lo suyo, de hacerle dueño de su tierra y de su libertad: de su futuro, su nación, sus riquezas, su trabajo, los medios de producción y de financiación, etc., constituye la única alternativa radicalmente transformadora de su realidad. De ahí que reiteramos la llamada a unir fuerzas y esfuerzos para romper con el régimen continuista y de dependencia, e iniciar la tarea de concienciación y lucha rupturista que haga realidad esa Andalucía libre.

¡Viva Andalucía Libre!
¡Viva el Pueblo Trabajador Andaluz!
¡Por la Independencia y el socialismo!
Nación Andaluza – Comisión Permanente

16/2/12

[Marbella] Homenaje a Gabi Lima en el 10º aniversario de su asesinato

 

por Nación Andaluza

Dicho acto se celebrará el próximo sábado 18 de febrero, a las 17´00 horas. Esperamos vuestra presencia.
Este 15 de febrero se conmemorará el décimo aniversario del asesinato de  Francisco Gabriel Lima Tirado, Gabi Lima. Aquel otro 15 de febrero de 2002, su cuerpo fue hallado cosido a puñaladas en su domicilio de Málaga. La saña con la le mataron indica tanto la intencionalidad de eliminarlo como el evidente sentido vengativo del crimen
Han trascurrido diez años sin que su asesinato haya sido esclarecido. A pesar de ser un conocido líder revolucionario andaluz, uno de los fundadores del Sindicato Unitario Andaluz de Trabajadores, de Nación Andaluza y de Liberación Gay Andaluza, azote de la mafia marbellí del ladrillo, incansable combatiente antifascista y batallador permanente contra toda discriminación o injusticia social, desde un principio las instancias policiales y judiciales descartaron cualquier intencionalidad política en el crimen. Un crimen aún no sólo por esclarecer, sino incluso por investigar . Otro crimen que se pretende mantener en el olvido, como el de tantos otros y otras que dieron su vida por la libertad y la justicia en Andalucía.
Por todo ello, las distintas fuerzas sociales y políticas soberanistas y anticapitalistas malagueñas: Andalucía Comunista,  Jaleo!!!  juventud independentista andaluza,  Juventud Independentista Revolucionaria Andaluza (JIRA), Nación Andaluza;  y el Sindicato Andaluz de Trabajadores/as (SAT), convocan  un acto unitario para rendirle homenaje en el Cementerio de Marbella (calle Bernabé nº 11), junto a su tumba. Dicho acto se celebrará el próximo sábado 18 de Febrero, a las 17´00 horas.  Esperamos vuestra presencia.
¡Ni olvido ni perdón!
¡Viva Andalucía libre y socialista!
Nación Andaluza – Comisión Permanente

Gabriel Lima, un revolucionario andaluz


por Pueblo Trabajador Andaluz

Hoy 15 de febrero se cumplen 10 años del asesinato sin resolver del revolucionario andaluz Gabriel Lima "Gabi". Malagueño, marxista-leninista, sindicalista de casta y militante independentista.
Hoy 15 de febrero se cumplen 10 años del asesinato sin resolver del revolucionario andaluz Gabriel Lima "Gabi". Malagueño, marxista-leninista, sindicalista de casta y militante independentista, el devenir de la izquierda malagueña y del independentismo en las dos últimas décadas del siglo XX está íntimamente ligado a su trayectoria militante. Asesinado en su casa de Málaga el 15 de febrero de 2002, a día de hoy en circunstancias sin aclarar, este blog hecho desde el Pueblo Trabajador Andaluz quiere rendirle un modesto homenaje en este día.
Por ello publicamos el artículo que dos años después de su asesinato escribió Antonio J. Torres "Antón", en la actualidad militante de Andalucía Comunista, donde es recogida su biografía militante por una de las personas que trabajo con él codo con codo en el contexto malagueño. Asimismo engordamos nuestra hemeroteca con dos recortes de prensa recogidos respectivamente en diciembre de 1990, donde su nombre aparece como uno de los miembros fundadores de Nación Andaluza, y el 26 de marzo de 1991, en el contexto de las elecciones municipales a las que Gabriel Lima se presentaba como candidato de Nación Andaluza a la alcaldía de Marbella. Que la tierra te haya sido leve, compañero.
Debido a la extensión del texto, para leer el artículo íntegro pinchar en el siguiente enlace: http://pueblotrabajadorandaluz.blogspot.com/2012/02/gabriel-lima-un-revolucionario-andaluz.html

La cultura nacional andaluza no es una cultura de la burguesía





El nacionalismo español embozado de "socialismo científico" del que ha hecho gala buena parte de la izquierda estatal ha motivado que generaciones enteras de luchadores/as andaluces/zas hayan dejado de lado elementos esenciales de su propio contexto, como la cultura andaluza, en nombre un un internacionalismo mal entendido y peor ejecutado. Miles de casos, algunos de los cuales conocemos bien de cerca, renunciaron a su acervo cultural para abrazar, por ejemplo, el hippismo y otras corrientes de presunta "contracultura" importadas del mundo anglosajón. En este proceso han sido utilizadas posiciones economicistas apoyadas en un positivismo decimonónico para negarle a buena parte del Pueblo Trabajador Andaluz el análisis adecuado y la utilización de la cultura nacional andaluza como herramienta revolucionaria. El trabajo de nuestro camarada Juanfe Sánchez  titulado "La cultura nacional andaluza no es cultura burguesa" (publicado inicialmente en el número 55 de la revista Independencia) realiza ese análisis prohibido para miles de comunistas andaluces/zas. Unas generaciones que se han visto influídas por unas direcciones imbuídas de españolismo, dejando vía libre a la distorsión y manipulación de la cultura nacional andaluza por la burguesía latifundista y sus aliados, deseosos de prostituir un legado que el Pueblo Trabajador Andaluz ha construido durante siglos hasta terminar con él.

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La cultura nacional andaluza no es una cultura de la burguesía

Muy al contrario de lo que suelen pregonar los que pretendidamente desde posiciones revolucionarias afirman que la defensa de toda cultura e identidad es algo burgués y contrarrevolucionario, me gustaría poner en conocimiento de muchos lectores y de todo aquel que lo desee, algunas claves que nos van a ayudar a comprender la falsedad de dichas afirmaciones, basándome en algunos marcadores fundamentales de la cultura e identidad nacional andaluza y demostrando que esa legítima e inalienable defensa y autoreconocimiento que corresponde a cada pueblo, aquí en Andalucía, lejos de tender hacia posiciones interclasistas, conducen a posturas de clara índole revolucionaria.

Estoy en total desacuerdo tanto con quienes, desde un materialismo reduccionista dicen que “Andalucía no existe”, como con quienes dicen que “la defensa de toda cultura, nación o liberación nacional es algo burgués”, como con quienes dicen que “la causa de Andalucía no es de izquierdas ni de derechas”. En Andalucía, estas afirmaciones carecen de sentido, pues vamos a ir viendo, a través de algunos marcadores culturales e identitarios más importantes de Andalucía, cómo la cultura e identidad nacional andaluza son de raíz eminentemente popular, antiburguesa, anti-estatal.

Algunos de estos marcadores que vamos a analizar son: el Flamenco, la Arquitectura Popular, la actitud de rechazo a la inferioridad, la modalidad lingüística, los modos de lucha o la artesanía y otras técnicas industriales populares.

¿Qué es la cultura e identidad nacional de Andalucía?

La cultura nacional andaluza es la cultura popular andaluza, cosa que ya de por sí marca un distanciamiento radical en la influencia de las élites en dicha cultura del pueblo, en nuestra cultura nacional andaluza. El reconocimiento de tal hecho, viene por tanto, lógicamente, a cuestionar el papel de las clases dominantes y por ende la influencia de éstas en la conformación de dicha cultura. Como afirma Isidoro Moreno: “desde el primer momento de aproximación consciente, la cultura andaluza se dibujaba básicamente como cultura popular, como producto y expresión de la experiencia de las clases dominadas”. (1)

La cultura y la identidad nacional que ha creado Andalucía para sí misma está totalmente alejada de la participación e influencia burguesa, cosa que contrasta con la visión antidialéctica, materialista reduccionista y una estrecha visión del hecho nacional por parte de no pocos que se reclaman de izquierdas y revolucionarios tanto en Andalucía como fuera de ella.

El mismo hecho de la liberación nacional de Andalucía, en su más mínimo y amplio sentido, ya implica y liga el problema social y el nacional. La tierra, en Andalucía, es madre de todo régimen. De igual forma que implica que no hay libertad nacional sin libertad social, ni libertad social sin libertad nacional.

En base a esto es menester añadir estas vivas y lúcidas palabras de Franz Fanon: “la burguesía colonialista, cuando advierte la imposibilidad de mantener su dominio sobre los países coloniales, decide entablar un combate en la retaguardia, en el terreno de la cultura, de los valores, de las técnicas, etc. Pero lo que no hay que perder nunca de vista es que la inmensa mayoría de los pueblos colonizados es impermeable a esos problemas. Para el pueblo colonizado, el valor más esencial, por ser el más concreto, es primordialmente la tierra: la tierra que debe asegurar el pan y por supuesto, la dignidad. Pero esa dignidad no tiene nada que ver con la dignidad de la “persona humana”. Esa persona humana ideal, jamás ha oído hablar de ella. Lo que el colonizado ha visto en su tierra es que podían arrestarlo, golpearlo, hambrearlo impunemente; y ningún profesor de moral, ningún cura, vino jamás a recibir los golpes en su lugar ni a compartir con él su pan. Para el colonizado, ser moralista es, muy concretamente, silenciar la actitud déspota del colono, y así quebrantar su violencia desplegada, en una palabra, expulsarlo definitivamente del panorama (…) Digámoslo: el colono sabe perfectamente que ninguna fraseología sustituye a la realidad”. (2)

De la misma forma podemos, parafraseando a Franz Fanon, decir que la burguesía descendiente de conquistadores, de colonos, en Andalucía (la duquesa de Alba es un ejemplo de esta descendencia) más la burguesía local que colabora con ellos, repudiando su origen e identidad, ya tiene en Andalucía  a un pueblo sin tierra, desconocedor de su identidad, alienado de múltiples forma. Son ellos, los descendientes de colonos, y los propios renegados andaluces, los responsables de que los andaluces hayan sido y sigan siendo arrestados, golpeados, hambreados, insultados, humillados…mientras ninguno de estos políticos, empresarios, oportunistas de salón, explotadores, cuerpos de represión, etc. que son los baluartes del dominio españolista sobre el País Andaluz que asegura su subordinación y dependencia, su sumisión y subdesarrollo, jamás han compartido el pan con él, o han dejado de creer, por un solo momento siquiera, que los andaluces fueran algo más que un pueblo vago, fiestero y perezoso, un pueblo incapaz; no han dejado de creer ni paran de afirmar que Andalucía sea algo más que un simple trozo de tierra con vasallos incluidos (y excluidos) para ser dominada. Algo a lo que eterna y lógicamente nos oponemos los andaluces y andaluzas de conciencia, los patriotas andaluces/zas. Digámoslo: el Estado Español, los españolistas saben, y especialmente sus adalides de represión, españolización y militarización, que ninguna fraseología, bandera, identidad artificial u otra artimaña, sustituye a la realidad ni al lógico destino de Andalucía como Nación Libre. Y siempre, de fondo, la tierra. En el medio rural andaluz no se habla de otra cosa como solución al paro, la crisis y el capitalismo: que la tierra andaluza sirva para dar trabajo, riqueza y prosperidad a todos los andaluces y para que esto sea así la tierra, así como los medios de producción y distribución, tienen que estar en manos de los trabajadores andaluces.

Cabe recordar estas otras palabras de Jean Paul Sartre: “el arma de un combatiente es su humanidad (…) el superviviente, por primera vez, siente un suelo nacional bajo la planta de los pies. En ese instante, la Nación no se aleja de él; se encuentra donde quiera que él está –nunca más lejos, se confunde con su libertad.”
Un breve repaso histórico.

El proceso de formación de la identidad andaluza en los últimos 5 siglos ha venido marcada indisociablemente por nuestra subordinación violenta e impuesta al Imperio de Castilla, luego Estado Español. 

No fueron los sectores de la aristocracia andalusí quienes recogieron el testigo de la llama de la libertad de Andalucía. éstos se integraron en buena parte en los intereses junto a la nobleza conquistadora. Fueron por el contrario, el pueblo llano, el pueblo trabajador andaluz de entonces, quienes se alzaron contra los atropellos que contra ellos se cometían y contra su exterminio como pueblo. Los guerrilleros andaluces de aquella época, los monfíes, eran en su mayoría cuatreros, braceros, gente dedicada a sus oficios y labores, no gente de la nobleza o alta aristocracia andalusí, si exceptuamos la heroica participación de Aben Humeya, caballero 24 de Granada, durante las sublevaciones moriscas en la segunda mitad del siglo XVI. Era pues, sobre el pueblo trabajador donde recaían todo y el peor de los sufrimientos; ellos eran no sólo los herederos lógicos para llevar a cabo la liberación de Andalucía, sino quienes efectivamente defendieron ardorosamente hasta donde pudieron la Liberación de Andalucía, pero también su liberación social.

En el mismo transcurso de estas agitaciones, años arriba, años abajo, se suceden también manifestaciones y revueltas antiseñoriales que no indican la presencia de burguesía andaluza alguna. Y si la indican es para manifestar, a pesar de la distinta intensidad con que se manifieste dicha liberalidad que manifestara dicha burguesía, la tremenda disociación con las aspiraciones y necesidades populares de las masas levantadas.

El resurgimiento de la identidad andaluza ya por el siglo XIX no viene de la mano solamente de algunos intelectuales (en su mayoría de clase burguesa pero intensos curiosos y vividores de lo social y lo popular), sino también de los revolucionarios cantonalistas y el federalismo de tipo proudhoniano predominante en la clase obrera andaluza.

Ya desde el principio de la toma de conciencia de identidad andaluza y las investigaciones científicas e identitarias sobre Andalucía, se advirtió que, por la propia naturaleza de dicha cultura e identidad nacional, sería el pueblo trabajador andaluz el más indicado para portar, levantar e identificar dicha identidad y cultura.

Así lo expresó Machado Álvarez, donde propugnaba un carácter no academicista ni elitista en la conformación de la Sociedad El Folk-Lore Andaluz: “nuestra sociedad no puede componerse sólo de eruditos y literatos; antes bien, necesita del concurso de todos y muy especialmente de la gente del pueblo: el ideal de nuestra sociedad es contar con representantes y obreros en todos los pueblecillos y aldeas, y aun, a ser posible, en todas las haciendas, cortijos y caseríos: que allí donde haya siquiera un rústico, allí hay conocimientos y sentimientos y deseos que nos importa conocer y traer a la vida”. (3) Pero Machado Álvarez fue más lejos, diciendo que no podía haber ninguna sociedad del Folk-Lore Español, si no era por la federación –voluntaria, evidentemente- de las distintas sociedades andaluza, castellana, vasca, catalana, gallega…fue su fin.

Isidoro Moreno opina al respecto de la metodología de Machado Álvarez y la sociedad el Folk-Lore Andaluz: “nada más lejos de la consideración del pueblo como simple objeto de estudio, como fetiche despersonalizado, como si de cual marioneta de circo se tratase; se apuesta y se propugna en consecuencia, que sea el pueblo el sujeto mismo de su propia investigación y conocimiento.

Los estudios folklóricos y antropológicos sobre Andalucía no podían interesar, dado su carácter y la propia estructura de clases andaluza, a la burguesía regional ni a los círculos académicos que habían vuelto casi a monopolizar las fuerzas ideológicas más conservadoras al servicio de aquélla. No hubo ningún apoyo y ni siquiera interés hacia el proyecto más importante que se había planteado en todo el conjunto del estado español para el conocimiento, sobre bases científicas, de la realidad sociocultural popular.

…¿porqué esta labor, que indudablemente estaba  a la cabeza de las de su género en el estado español, no desembocó en la toma de conciencia por parte del pueblo andaluz, o al menos de una clase social concreta, de la identidad de Andalucía?

…Las razones para ello deben buscarse  en las propias características de la formación social andaluza y de su estructura de clases, que, por una parte, no permitieron el acercamiento entre el movimiento intelectual y los muy importantes movimientos sociales andaluces –en especial el de los obreros agrícolas- y, por otra, tampoco posibilitaron una conexión estrecha entre dicho movimiento intelectual y el movimiento político federalista andaluz.

…Desde 1873 no existía ya en Andalucía, ni ha existido más tarde, ningún sector de la burguesía cuyos intereses fueran en determinados momentos contradictorios con los defendidos por la oligarquía centralista, cosa que sí ha sucedido en ocasiones en Cataluña y otros lugares.

…Esta estrategia, plenamente de acuerdo con la defensa de las estructuras sustentadoras de su poder, era contraria a cualquier apoyo a la afirmación cultural y política de Andalucía.

……por el contrario, sí existen  en Andalucía elementos culturales específicos cuyo conocimiento consciente, lejos de poder servir para convertirlos en símbolos comunes de las distintas clases, pone de manifiesto la propia estructura de clases, con el enfrentamiento objetivo de intereses entre la burguesía y las clases trabajadoras, al ser expresiones de la experiencia colectiva del pueblo. El análisis de Machado y Álvarez, en relación al significado del cante flamenco, o la descripción de Machado y Núñez de la alimentación de los obreros en las zonas latifundistas, son dos buenas pruebas de lo que decimos. De aquí el desinterés y la hostilidad hacia quien quería poner de manifiesto la realidad y el significado de la cultura popular andaluza.” (4)




Algunos marcadores culturales nacionales de Andalucía

El Flamenco

Uno de los marcadores fundamentales de la identidad nacional andaluza, el flamenco, no puede catalogarse como algo por encima de derechas ni izquierdas, si por izquierda entendemos, como yo entiendo, las ideas, las aspiraciones, los valores políticos y prácticos tanto de las clases populares andaluzas como del movimiento teórico que  la sustenta y que se sobre-entienden sobre ella. El flamenco, como música nacional andaluza no nace en los laboratorios burgueses, sino en viejos sufrimientos provocados por la conquista de Andalucía, nace en la fragua, en las duras faenas del campo, entre los bandoleros, en las oscuras soledades de la noche, de la explotación, de la humillación, de las penas. No hay cultura nacional y popular en la península ibérica que sea tan radicalmente revolucionaria como la andaluza.

El Flamenco, además de ser nuestra música melismática nacional por excelencia y uno de los marcadores fundamentales de la cultura e identidad nacional andaluza, es, a su vez, un fenómeno de resistencia popular.

Es un mundo obligadamente cerrado a la lógica de mercados, actitudes e intereses que generen injusticia. La represión de siglos condicionó este grito, esta música, nuestra Historia. Entendemos que somos, pues, personal y colectivamente, un producto histórico que debe de comprender primero de donde venimos para saber donde estamos y hacia donde queremos ir en un futuro, desde nuestro presente.

Según Isidoro Moreno: “El Flamenco es una de estas expresiones específicas de la cultura andaluza contemporánea que cristalizó en la segunda mitad del siglo XVIII, y a través del siglo XIX, de forma paralela y estrechamente relacionada con el propio proceso de consolidación del nuevo sistema económico y social representado por el capitalismo, con la consiguiente proletarización de amplias capas sociales andaluzas, sobre todo en el campo y en los barrios populares de las ciudades importantes. No es casual, por tanto, que el cante –que recogía e integraba en una estructura peculiar elementos culturales de diversos horizontes. (5)

Sekou Touré, durante su comunicación dirigida al segundo Congreso de Escritores y Artistas Negros, celebrado en Roma en 1959 expresaba certeramente: “no basta con escribir un canto revolucionario para participar en la revolución africana, hay que hacer esa revolución con el pueblo. Con el pueblo, y los cantos vendrán solos y por sí mismos.

Para realizar una acción auténtica, hay que ser una parte viva de África y de su pensamiento, un elemento de esa energía popular movilizada toda para la liberación, el progreso y la felicidad de África. No hay lugar, fuera de ese combate único, ni para el artista ni para el intelectual que no esté comprometido y totalmente movilizado con el pueblo en el gran combate de África y de la humanidad que sufre.”

Para Isidoro Moreno “la cultura andaluza posee muy importantes elementos y, sobre todo, rasgos estructurales que la hacen ser hoy, objetivamente, una cultura de resistencia. Estos rasgos estructurales más relevantes: el fuerte antropocentrismo, que tiende a situar, en cualquier interacción social, las relaciones humanas personalizadas en muy primer término, por encima de los contenidos concretos de los roles de cada actor social; la negativa a interiorizar en un nivel simbólico la inferioridad individual y colectiva, aunque ésta pueda ser evidente en las otras dimensiones de la existencia (económica, social, y política); y el acentuado relativismo o, si se quiere, pragmatismo respecto a creencias e ideologías, siempre que ello no afecte a la autoestima o se hayan convertido en referentes de identificación, son rasgos que se sitúan en el polo opuesto a los que genera la lógica del mercado. La mayor parte de las orientaciones cognitivas, de los valores, códigos y expresiones de la cultura andaluza en que aquellos se concretan, en una rica variedad de formas, son completamente ajenas a la mercantilización de la vida que implica la dinámica de la globalización.” (6)
Arquitectura popular

La arquitectura popular andaluza, como parte de la arquitectura tradicional de Andalucía, y éstas a su vez, de la cultura andaluza, es mayoritaria aún en el medio rural andaluz. Desde el poder, se la quiere dejar reducida a una serie de clichés sin mayor implicación: paredes blancas, ventanas enredadas, zaguanes de ricos azulejos o patios y dores. Poco o nada se habla de quienes las construyeron y habitaron, pero su análisis y visión nos hablan de las clases populares andaluzas: no se puede ignorar o silenciar a los jornaleros y pequeños propietarios jornaleros. No se puede entender y explicar la arquitectura popular andaluza en clave capitalista o burguesa.

Pese a toda la riqueza cultural y la evidencia de clases que pone en contradicción la misma existencia de la arquitectura popular andaluza, con toda su potencialidad revolucionaria, pocos testimonios de la cultura nacional andaluza están tan amenazados como ella. 

Las razones y necesidades funcionales de hoy en día no son las mismas de hace 50 o 100 años, por lo que la desaparición de algunos elementos que antes eran propios e indisociables de la arquitectura popular andaluza, parecen ser inevitables. El reto que se nos plantea en este sentido es si queremos mantener nuestra identidad en ese sentido adaptando y conjugando las necesidades del pueblo trabajador andaluz, con la habitabilidad y la arquitectura popular andaluza. Entiéndase esto como resultado consciente del libre crecimiento y desarrollo de nuestra arquitectura popular, bajo parámetros propios, actualizados y modernos, pero nunca desleales a sus principios. Andalucía está perdiendo, entre otras muchas cosas, su fisonomía, que no estaba tan desgastada en lo fundamental hasta mediados del siglo XX.

Tanto en el medio rural como en las ciudades, la arquitectura tradicional andaluza en general y la arquitectura popular andaluza en particular, se están viendo seriamente erosionadas y destruidas por el españolismo y por el capitalismo del estado español, por la dependencia y el subdesarrollo, por la alienación de tipo colonial que presenta el pueblo trabajador andaluz, y que se concretan dichas agresiones en ejemplos como la inopia política, la especulación, el capitalismo salvaje, las feroces constructoras, las tendencias impuestas a la construcción general de pueblos y especialmente en las ciudades, donde se está perdiendo por completo el sentido estético, práctico y natural de la arquitectura popular andaluza.

Por otra parte, como señala Juan Agudo Torrico, la arquitectura popular andaluza también está amenazada “por la autopercepción negativa que ha tenido de su propio entorno cultural la clase jornalera. No debe sorprendernos que los primeros recursos que se obtuvieron y obtienen de la emigración o de otra actividad económica, se destinen a cambiar de casa o a reformarla hasta dejarla irreconocible: cambiando de casa mostramos ante la colectividad nuestro cambio de status social. Pero también en muchos casos, simbólicamente, nuestra desvinculación con el pasado que procedemos”. (7) Ejemplo este que deja ver claramente la alienación que padece el pueblo andaluz.

La única forma de mantener y desarrollar coherentemente la arquitectura tradicional andaluza y la arquitectura popular andaluza, dentro del proceso de reconocimiento y recuperación de nuestra identidad nacional, es que responda a las necesidades del pueblo trabajador andaluz, de su identidad y cultura nacionales; hay que hacer sólida y extensible la hegemonía armónica de la arquitectura popular andaluza, que es comunalista, socializadora, sencilla, austera… y que no la dejemos perder en los mares del capitalismo salvaje y voraz. Eso sólo se hace con conciencia nacional y de clase. Este, también, es un combate anticapitalista fundamental en Andalucía que viene ligado además al problema de la vivienda.  


Actitud de rechazo a la inferioridad

La negativa a interiorizar en un nivel simbólico la inferioridad individual y colectiva, aunque ésta pueda ser evidente en las otras dimensiones de la existencia (económica, social, y política) es otra de las características específicas de la identidad nacional andaluza, de evidente potencialidad revolucionaria.

Asimismo esta actitud entronca con otras actitudes de rechazo a la inferioridad paridas igualmente por las clases populares andaluzas, como es por ejemplo, la limpieza de las casas, “mi casa, si no rica, limpia” es una máxima en toda casa andaluza proletaria, evidenciando ese contraste con las casas de la burguesía y la aristocracia, ricas en objetos y decoración de alto nivel adquisitivo. 

Según Isidoro Moreno, “entrando en las características culturales y psicológicas de los andaluces, Machado y Núñez señala como una de las más importantes la “riqueza de la imaginación, las agudezas”, comunes tanto a las personas graves y bien educadas como a las de las clases menos favorecidas, añadiendo como “otra de las cualidades más sobresalientes del andaluz el espíritu de independencia que predomina en las clases pobres: no se someten jamás a los actos de humilde servidumbre que exigirían muchas veces sus necesidades, porque no sufren los alardes de superioridad ni la altivez en los que mandan…los artesanos poseen este espíritu altivo y orgulloso que no se doblega y los trabajadores del campo se sublevan en cuanto el labrador les trata con algún despego o altanería…la dureza de otro hombre a quien creen su igual (y para ellos todos lo son) los exaspera y le arrojarían a la cara el pedazo de pan que tuvieran para alimentarse aquel día, si al cogerlo hubiesen de sufrir en su orgullo o amor propio”.

Para I. Moreno, “la importancia dada al sentido de dignidad personal de los andaluces, a su no reconocimiento interiorizado de que tener menos signifique ser menos, es uno de los valores fundamentales de esta aproximación a la identidad andaluza.” (8)

Con lo cual es obvio el papel y la significación de la identidad y cultura nacional andaluzas ante el rechazo al sistema de clases por parte de las clases populares andaluzas, así como se rechaza íntegra y radicalmente su inferioridad respecto a las clases acomodadas y dominantes.


La modalidad lingüística andaluza

Si hay una cosa que defina plenamente a los andaluces, aún después de haber perdido su idioma original, es su lengua, su modalidad lingüística. La identidad lingüística andaluza es de raíz eminentemente popular, como no podía ser de otra forma en una identidad nacional como la andaluza. Su existencia es precisamente su resistencia histórica a la castellanización, pero también la lengua y el lenguaje en que se han expresado los trabajadores andaluces, el pueblo andaluz a través de su formación social, nacional, cultural…diferenciada. 

Es el pueblo trabajador, la Andalucía profunda la que ha hablado el andaluz siempre y la que ha permitido que, a través del tiempo, hoy hablemos andaluz, en cualquiera de sus modalidades. Si hubiera sido por las élites dominantes, el andaluz no hubiera existido jamás y se hablaría hoy en Sevilla, Málaga, Cádiz, Córdoba, Almería, etc., como en Madrid o en Valladolid, cosa que afortunadamente no sucede.

Por tanto la responsabilidad de luchar, dignificar y normalizar el andaluz corresponde al pueblo trabajador andaluz, papel dirigente que además le concede el movimiento obrero, ligando así, una vez más, y en el terreno lingüístico concretamente, la reivindicación nacional andaluza junto a la social, formando un todo inseparable. No siendo más obrerista que independentista ni más independentista que obrerista, sino que entendemos esa realidad siempre interrelacionada entre sí y nunca excluyentes. Construir desde esa premisa.

En este terreno hay evidentes potencialidades revolucionarias y nacionales, como es que los padres obreros eduquen a sus hijos obreros que hablar andaluz es hablar bien y no hablar mal, que esos hijos de obreros puedan a través de esa experiencia negar los contenidos xenófobos, atentatorios y discriminatorios contra el andaluz, que tanto padres como hijos tengan acceso a la verdadera historia de Andalucía y no a la historia de Andalucía que cuentan desde fuera de Andalucía, etc. Se hace evidente por tanto, una profundización en este terreno basada en que hay que hacer creer irreversiblemente a nuestro pueblo que hablar bien en Andalucía es hablar en andaluz.

La artesanía y otras técnicas industriales populares

La artesanía así como otras técnicas de uso creativo e industrial conforman un modo específico andaluz de producción que ha sobrevenido, vaivén tras vaivén, a través del tiempo. Un legado milenario que, cercado por el capitalismo en mil frentes, de ninguna manera podemos dejar que muera. La defensa y desarrollo de las  técnicas industriales populares, como la artesanía y todo lo que de ella deriva, que no es poco, va ligada por propia lógica a posiciones anticapitalistas. 

La artesanía andaluza se enfrenta, como decimos, a multitud de problemas originados por el capitalismo: la competencia imposible con la fabricación en cadena, el bajo precio y la mano de obra barata en contraposición al precio justo y al trabajo dedicado o la liquidación de miles de puestos de trabajo en el sector en los últimos 30 años por poner algunos tristes ejemplos…La artesanía es el resultado de la acumulación histórica del saber por parte de los andaluces. Al no ser un documento escrito como un códice o una inscripción, su presencia no se halla concretada en un papel, sino en las más variadas materias primas. Otro de los problemas más graves a los que se enfrenta la artesanía andaluza es precisamente, su reducción y relego a trozo de museo que es en lo que la está convirtiendo la Junta de Andalucía, sucursal del Estado Español. 

Según Isidoro Moreno: “En esta dirección, habría que fortalecer y desarrollar todos aquellos referentes, valores, códigos, expresiones y contextos de nuestra cultura andaluza no mercantilizados, o al menos que junto a un valor de cambio sigan teniendo, en determinados contextos y situaciones, que es preciso apoyar y revalorizar, un valor de uso y de referente identitario, como es el caso, por ejemplo, del flamenco. Habría que devolver a nuestro Patrimonio Cultural su potencial activador de la memoria colectiva y de la conciencia de identidad. Se hace necesario profundizar en la idea machadiana, tan culturalmente andaluza, de la distinción entre valor y precio.” (9)

Modos de lucha

En Nación Andaluza siempre se ha explicado las formas de lucha, tanto históricas como actuales, como uno de los marcadores de la identidad nacional andaluza.

Históricamente podemos considerar un elemento constitutivo de nuestros modos de lucha históricos, claramente liberador y revolucionario, a las guerrillas, ejercidas en Andalucía desde tiempos tartesos, pasando por la Bética, Al-Andalus, las guerrillas moriscas, los bandoleros o los maquis como expresión viva más reciente y evidente de ese legado de lucha y resistencia, de ese “echarse al monte” cuando no había otra posibilidad.

En otro sentido, el de las agitaciones campesinas andaluzas de los últimos siglos, Díaz del Moral, notario de Bujalance y testigo directo de los acontecimientos del Trienio Bolchevique de 1919 en Córdoba explica: De todos estos factores merece el psicológico una atención especial. Él explica las características del movimiento proletario en cada país. El obrero sajón, práctico, perseverante y tenaz, recorrerá los caminos de su emancipación con paso lento y seguro, sin retroceder nunca, aprovechando cada conquista como instrumento para lograr la siguiente. El obrero andaluz, entusiasta, idealista, inconsistente, desdeñará la mejora material inmediata, y aspirará en cada exaltación a conseguir en un momento el triunfo definitivo; recorrerá en pocas semanas el arco ascendente hasta alcanzar el cénit, y en menos todavía descenderá hasta los abismos del nadir.”

Las palabras de Díaz del Moral, haciendo un repaso de las revoluciones y agitaciones acaecidas en el País Andaluz, se asemejan en lo fundamental con el comportamiento del pueblo andaluz antes, durante y después de las jornadas del 4-D del 77, las del 79 o la del 28-F. Pasar de una inesperada efusividad revolucionaria, al inmovilismo más dócil e insultante en muy poco espacio de tiempo. Y en todo ello parece tener un papel fundamental como lo tiene, la conciencia, la perseverancia y por supuesto, la moral. Bajarla es bajar la guardia y según nos enseña nuestra Historia, bajarla es abocar al fracaso revoluciones e insurrecciones en las que fue derramada la sangre de muchos andaluces honrados y ansiosos de libertad. Y apuntando además, que el problema de la moral y la conciencia, de cómo se organiza la resistencia, de cómo se construye esa cultura de lucha que confronta lo inhumano, no es sólo exclusivo del movimiento revolucionario andaluz, sino de todos los pueblos del mundo.

Más allá de situaciones estructurales-temporales, son las mismas motivaciones: pan, tierras, trabajo, hambre, escasez, humillación, malas cosechas, etc.…las que guían los levantamientos obreros andaluces, desde hace varios siglos. La propia estructura feudalista y capitalista después, no hizo sino acentuar dicha problemática. Es más, actualmente la propiedad de concentración de la tierra en Andalucía está en menos manos que en las que estaban en 1936, lo cual es una consecuencia sintomática de lo que decimos.

“En el caso de Andalucía, el esquema inicial de los alzamientos que se dan en la época es, con frecuencia, desbordado por las masas que toman parte en los mismos. La base popular trata de transformar en inmediata revolución económica y social lo que en un primer momento se presenta con un marcado carácter político.” afirma José maría de los Santos en el prólogo al libro “Dos revoluciones andaluzas” de Pérez del Álamo.

La verdad es que entonces, como en el pronunciamiento republicano de 1868, y como otras tantas veces, el pensamiento de los jefes y de las masas combatientes seguían rumbos distintos. Los directores se proponían destronar a la reina e instaurar la república, y la masa aspiraba, sobre todo, y ante todo, al reparto de la tierra. Por aquellos días no se hablaba de otra cosa en todos los pueblos de la zona sublevada” aclara explícitamente Díaz del Moral.

Como explica J. M. de los Santos en el mismo prólogo al libro de Pérez del Álamo: Díaz del Moral se refiere a la insurrección de Loja planteándola como un caso inequívoco de “socialismo indígena”, típicamente andaluz, al margen todavía de influencias extranjeras.”
Al respecto de las causas que originan la sublevación de los pueblos y las revoluciones liberadoras, Pérez del Álamo se expresa en términos casi idénticos al que se expresa Díaz del Moral sobre la misma cuestión:“(…) durante mucho tiempo, y con antelación a ellas, fórmase la tempestad, y, cuando estalla y el rayo hiere a sus creadores, quéjanse con lamentaciones jeremíacas los que debieran haberlas evitado”

Sobre  las agitaciones, revoluciones e insurrecciones andaluzas, Raymond Carr esboza una serie de constantes que también repetirá Díaz del Moral: “se iniciaba, con la fase popular, una revuelta motivada por cualquier circunstancia dura para las clases depauperadas (hambre, epidemias, malas cosechas, tributos abusivos…) que desataba el descontento. Las autoridades locales habían perdido el control.”

En este sentido, como decíamos, Díaz del Moral afirma: “los agitadores, el hambre aguda, la telera y el gazpacho, el atraso en los cultivos, la despoblación de los campos, el absentismo, la usura, los jornales irrisorios, la subida enorme de las rentas, los latifundios, el caciquismo…todas, absolutamente todas las causas a que se habían atribuido a principios de siglo las agitaciones obreras de aquella época; ni una más ni una menos.”

 “Creí que era indispensable estudiar las agitaciones populares cordobesas anteriores al movimiento proletario (…) el resultado de mis investigaciones fue concluyente. Ante estímulos sentimentales e ideales, la masa popular reacciona hoy exactamente lo mismo que en tiempos de Alhacam. El motín de Córdoba de 1652 se parece en su desarrollo a algunas de las huelgas de estos últimos años”. (11)

Lejos de cualquier acusación malsana de “esencialismo” o “milenarismo”, Pérez del Álamo, en todo un alarde de sensatez y rigor histórico, nos dice: “Intentar hoy explicar un hecho sin conexiones anteriores, pretender convertir las instituciones en una colección o en un loco aislamiento, es no saber ni una palabra de filosofía de la historia, es desconocer que la humanidad es una serie y que, por consiguiente, tiene sus términos sucesivos”;Para acabar proclamando:“Después de otros ciclos de exaltación y de depresión llegará un día en que el mundo del trabajo muscular, purgado de su exclusivismo, de su estrecha visión puramente económica y de su mal disimulado desdén hacia las actividades más nobles del espíritu, escalará definitivamente los planos superiores de la vida”.

La cuestión de la tierra, del trabajo, del pan, de la libertad, de la propia autodeterminación personal y colectiva de los andaluces, que es lo que subyace a lo largo de la historia de lucha de clases en Andalucía, no es algo que nace hoy, ni hace veinte años, ni cien. Viene de lejos, desde nuestra conquista, y sigue permanente hoy; se refleja en las poblaciones del medio rural mayormente, donde aún no se ha perdido el instinto luchador. El SOC, hoy SAT, es uno de sus mayores ejemplos.

Miedo estatal y burgués al radicalismo andaluz o socialismo indígena


El mismo miedo al radicalismo andaluz, expresado por la burguesía y aún por los elementos más liberales de ésta que indujeron levantamientos y que se vieron superados por los acontecimientos y por la voluntad revolucionaria del pueblo trabajador andaluz, certifican la disociación ideológica y metodológica entre éste y la burguesía. Este miedo tanto de unos como de otros, sólo expresaba el temor de ésta en las impetuosas manifestaciones revolucionarias del pueblo trabajador andaluz por la devolución de su tierra, por la propiedad de las tierras y por un nuevo replanteamiento de la cuestión social: existir y avanzar tanto individual como colectivamente para el fin de la explotación del hombre por el hombre.

El andalucismo histórico, con Blas Infante a la cabeza, entiende y no limita la reivindicación nacional, cultural e identitaria exclusivamente a lo “nacional”, sino también la entiende ligada y viva junto a la cuestión social, la revolución liberadora de las masas oprimidas. Hubo de ser así, porque no podía ser de otra forma, atendiendo a la realidad andaluza.

Tras la dictadura franquista, los andalucistas históricos, las experiencias del SOC, las reivindicaciones populares, nacionales y sociales de muchos andaluzas en el 4-D, 28-F, así como durante finales de los 70 hasta hoy. En este punto es cuando se culmina y se vislumbra la total ligazón de la cuestión nacional y social en Andalucía. Ya no hay vuelta atrás posible.

Identidad nacional andaluza vs globalización capitalista


La cultura e identidad nacional andaluza está inmersa, como el resto de pueblos del mundo en la dinámica actual de globalización imperialista y uniformadora. En esta encrucijada en la que se encuentra varada Andalucía, caso que nos ocupa, la interacción entre las pretensiones e imposiciones del proceso globalizador capitalista de una parte y la reafirmación identitaria son dos caras antagonistas de la misma moneda, es un conflicto inevitable. Esta afirmación y resistencia a que las relaciones humanas de cualquier tipo no estén mercantilizadas según las reglas del capital, es parte indispensable del anticapitalismo de hoy día, y forma parte del proceso de liberación nacional y social de los pueblos, de su auto-conocimiento, de su toma de conciencia, de la incorporación consciente de su identidad colectiva a su lucha colectiva, haciendo un todo coherente lo concreto (nacional) y lo externo (internacional), puesto que no están excluidos.

Ha sido la estandarización, la cultura gris de masas, la que ha erosionado negativamente las manifestaciones culturales populares andaluzas. La imposición del nuevo patrón capitalista, por ejemplo en el aspecto técnico, hace que cada vez se vayan perdiendo más los valores y las ejecuciones técnicas propias de la cultura popular andaluza. Más aún, cuando no hay un poder andaluz ni una sociedad andaluza con conciencia, que haya sabido proteger y dar el lugar que se merece la cultura nacional andaluza, cosa que agrava aún más la aceleración del proceso de desaparición, abandono y desuso de nuestra cultura popular andaluza.

Al igual que la máquina debe ayudar a aligerar la carga del hombre y no a sustituirlo, las nuevas técnicas y maquinarias, no pueden sustituir tampoco a la cultura nacional y popular andaluza, sino en todo caso, convivir con ella, respetarla, ayudarla a mejorar e implementar su dimensión creativa y colectiva, su dimensión común. Dice Isidoro Moreno que “los procesos económicos no están al margen de la identidad de los pueblos”. Y es así, aunque el capitalismo esté en absoluta contradicción con ello. Debemos diferenciar radicalmente que la economía sea igual o la base de la cultura popular, de las culturas nacionales de los pueblos, sin olvidar ni un minuto la influencia que aquella ha tenido en esta (la economía en las culturas populares nacionales).

Ahora bien, no podemos confundir la cultura popular con la cultura de masas sólo por el hecho de que ésta última se haya impuesto en la vida de las sociedades capitalistas alienadas.
Ya en 1983 advertía Isidoro Moreno: Identidad que no es percibida solamente de forma negativa, como reflejo mecánico del subdesarrollo y la dependencia, sino también de forma positiva al valorarse así una serie de elementos culturales diferenciadores, específicamente andaluces, que se cargan ahora de energía liberadora convirtiéndose en signos de reafirmación en la lucha contra la explotación económica, la opresión política y la alienación cultural que el modo de producción capitalista ha impuesto a Andalucía dentro y fuera del Estado Español.

Andalucía, pues, concluye su cristalización objetiva como pueblo contemporáneo en unas condiciones muy concretas: en una situación de dependencia y de explotación; situación cuya interpretación, en sus limitaciones y consecuencias, es expresada de una forma propia y específica, la que caracteriza a la cultura andaluza actual tanto en sus aspectos materiales como simbólicos. Surgen así producciones culturales altamente peculiares, muchas de ellas en base a elementos preexistentes, procedentes de las civilizaciones concretas en que cristalizó la cultura mediterránea en Andalucía en distintos momentos históricos, que adquieren nuevos contenidos o desarrollan en direcciones específicas su virtualidad misma para expresar la interpretación de la experiencia colectiva por parte de las clases populares andaluzas.

Por cristalizar la identidad andaluza actual en esta situación de neocolonialismo interno y dependencia en lo económico y de opresión en lo social y lo político, los componentes de la cultura andaluza actual se sitúan sobre dos ejes fundamentales:

El constituido por las formas específicas (instituciones sociales, mecanismos de poder en lo económico, lo político y lo ideológico) a través de las cuales se mantiene y reproduce la dependencia de Andalucía, la sobreexplotación interna y externa de la gran mayoría de andaluces; y el representado por las formas, también específicas, en que se reflejan, expresan e interpretan en los diferentes aspecto las vivencias de las clases y sectores dominados del mundo en cualquier época histórica, pero que contiene muy importantes elementos de un fuerte potencial liberador. Sólo como respuesta, no necesariamente consciente o de llamamiento expreso a la rebeldía en la mayoría de los casos, a la situación de opresión estructural puede, por ejemplo, entenderse el cante propio andaluz, el flamenco; ese grito desgarrado, utilizando ritmos existentes ya en horizontes culturales anteriores, sobre todo andalusíes, de los más oprimidos y desheredados: los jornaleros sin tierras, los mineros, los marginados gitanos.

Sólo desde esta situación de opresión estructural secular, tanto desde el exterior como por parte, sobre todo, de los grandes señores terratenientes andaluces convertidos más tarde en gran burguesía agraria, son entendibles las dos características que entiendo más significativas de la actual identidad cultural andaluza: la segmentación social basada en unas relaciones fuertemente personalizadas y la negación simbólica de la inferioridad, el rechazo a la interiorización de que tener menos signifique ser menos, el profundo sentido de dignidad. (12)

J. Acosta afirma que la cultura andaluza no ha sido reprimida sino mixtificada, banalizada y utilizada por el Estado Español. Estoy de acuerdo con su apreciación salvo que opino que precisamente esa banalización y utilización de las señas de identidad andaluzas ha sido la forma opresiva y alienante, la represión de la cultura e identidad nacionales de Andalucía durante los últimos 300 años, en el siglo XVIII, aún con grandes reminiscencias de feudalismo, que es cuando comienza a cristalizar la actual identidad y cultura de Andalucía.

Respecto a épocas anteriores al siglo XVIII, podemos afirmar que con la conquista de Andalucía y sus varios siglos que dura, no sólo hubo represión brutal de la cultura e identidad andaluza, sino que ésta se hizo a base de asesinatos, deportaciones, desplazamientos de población, quema de libros…Andalucía y su cultura e identidad fueron la que más daño sufrieron en los siglos de conquista en toda la península ibérica. Como tampoco debe dejar de olvidarse que el genocidio andaluz fue la palanca que animó y posibilitó el otro genocidio posterior en América Latina.

Sí ha habido en mi opinión represión directa y no sólo por mixtificación de nuestra cultura nacional, cuando por ejemplo hasta bien entrado el siglo XX había tascas y bares donde se tenía prohibido cantar flamenco, cosa que no se puede insertar en motivos banales como peleas, broncas…  puesto que a los bares se va a beber, sino que responden a la estigmatización y represión directa de la cultura nacional andaluza. Represión del flamenco, que por ejemplo, se recoge mucho antes, ya en pleno siglo XVIII, como la prohibición de cantar saetas en Marchena, aún cuando esto había sido una característica propia de la semana santa andaluza desde varios siglos antes.

Si, como decía, la mixtificación, prostitución y trivialización de la cultura e identidad nacional de Andalucía, siendo utilizada y manipulada por parte del españolismo y el estado español como su propia identidad, que ha sido la represión ejercida contra nuestra identidad y cultura nacional en el último siglo, el factor de alienación del pueblo andaluz respecto a su identidad nacional, su cultura y sus condiciones de existencia, responde a una alienación de tipo colonial, que tanto estudiara Franz Fanon. Hay, en el interior del pueblo trabajador andaluz, la clase nacional de Andalucía, un “complejo del colonizado”, una historia tan larga de opresión social y nacional, de colonización y de intento de exterminar la propia identidad y cultura de forma brutal, que no ser asumida desde posiciones marxistas o libertarias, significa condenar de raíz las razones y justificaciones exactas de toda revolución social en Andalucía.

Las características principales de la cultura andaluza fueron combatidas y silenciadas por el Imperio y luego Estado Español. Hemos de concluir que son fenómenos de resistencia frente a la identidad extraña y la aculturación nacional y popular, así como a los procesos de explotación social. Andalucía no ha forjado su identidad en un salón de burgueses y clérigos, sus mayores opresores, sino que se ha forjado en luchas, en interminables y desgastantes trincheras, en sublevaciones redentoras y desesperadas muchas veces ahogadas en sangre. Su identidad no está almizclada con grandes aportes de los pocos colonos y burgueses establecidos en Andalucía. La cultura andaluza no debe nada a sus conquistadores. 
Aún estando de acuerdo en ciertas cosas con la izquierda que se reivindica estatalista o españolista, su análisis acerca del origen de parte de la opresión social, principalmente,  rechazo por completo las consecuencias que de dicho análisis extraen dichas ideas y principios para con el Pueblo Andaluz. Esto es: negación de Andalucía como Nación y por tanto del pueblo andaluz, negación de la existencia específica y política de la identidad y cultura andaluzas, negación de la clase obrera andaluza como clase nacional, negación a la soberanía de Andalucía, negación del marco andaluz y no el estatal como marco natural de lucha, negación de la República Andaluza de Trabajadores, etc,.

Su copia literal de esquema de lo aplicado en la URSS o en otras latitudes, especialmente en su sentido de la cuestión nacional, no sólo es, en buena parte de sus aspectos equivocado por no respetar las circunstancias concretas, así como el principio dialéctico o la posición leninista precisamente sobre la autodeterminación…, sino que lo encuentro erróneo en Andalucía. No me parece, como marxista y revolucionario andaluz, que la aplicación de un socialismo revolucionario andaluz venga definida y prefabricada ya desde fuera y con antelación, basándose en experiencias totalmente lejanas y desfasadas en lo tocante a la realidad andaluza; no lo considero un ejemplo socialista andaluz genuino, de la aplicación del socialismo en Andalucía, sino una vulgar copia que no tiene en cuenta el capital viviente de las situaciones concretas y de los problemas nacionales. De las experiencias se puede y se debe aprender, pero estas experiencias, con todos sus factores endógenos y exógenos, no son extrapolables al resto de pueblos del mundo así como tampoco, por tanto, deben suplantar el desarrollo de un modelo de socialismo revolucionario propio, en el caso concreto de Andalucía.

La cultura y la identidad nacional andaluza son, en lo fundamental, una cultura y una identidad nacidas de la opresión y liberadora de ésta. No se podrá encontrar en la cultura andaluza elementos, hechos y situaciones propias que no la liguen a la liberación nacional y social de Andalucía, a la cuestión de la tierra también. Porque la tierra es una parte fundamental de nuestra cultura nacional.  Y recuperarla no es sólo un ejercicio de liberación obrera, sino también y primordialmente, un acto de liberación nacional. Así, por tanto, recuperar, dignificar y luchar por la cultura e identidad andaluza, no sólo exige una concienciación nacional previa, sino que participa de hecho y por derecho en la liberación nacional y social de Andalucía y el Pueblo Trabajador Andaluz, con éste al frente, ahora y siempre. 

La defensa, investigación, protección y desarrollo de la cultura nacional andaluza va pareja a la de su cultura popular, puesto que son la misma. El capitalismo y el españolismo coinciden en su marginalización, mixtificación y negación, su opresión en suma. La única postura andalucista consecuente por tanto, la única postura nacional lógicamente necesaria, es tener una postura popular, de clase, revolucionaria, anticapitalista, no sólo ante nuestra identidad y nuestra cultura, sino ante otros problemas y retos en distintos ámbitos como el político, social, económico… que tiene clavados el Pueblo Andaluz en sus costados. 

Franz Fanon, en este sentido, nos recuerda: “afirmo que ningún discurso, ninguna proclamación sobre la cultura nos desviarán de nuestras tareas fundamentales, que son la liberación del territorio nacional, una lucha constante contra las nuevas formas del colonialismo (…)”. (13)

Hay mucho camino por delante, un camino de libertad que hay que andar y seguir construyendo sin ambigüedades ni miedos, entre tod@s aquellos que se reclaman andaluces/zas de conciencia en nuestra Patria Andaluza. Así sea, de una vez por todas.

Notas:

1. La identidad cultural de Andalucía. Aproximaciones, mixtificaciones, negacionismo y evidencias. Isidoro Moreno. Introducción y selección de textos. Centro de Estudios Andaluces.

2. Los condenados de la Tierra. Franz Fanon. Ed. Txalaparta.

3. La identidad cultural de Andalucía. Aproximaciones, mixtificaciones, negacionismo y evidencias. Isidoro Moreno. Op. Cit.
4. Op. Cit.
5. Op. Cit.
6. Op. Cit.

7. Juan Agudo Torrico. Arquitectura Jornalera: la gran olvidada. Revista Andalucía, Nación y Solidaridad. CUT. 1999.

8. La identidad cultural de Andalucía. Aproximaciones, mixtificaciones, negacionismo y evidencias. Isidoro Moreno. Introducción y selección de textos. Centro de Estudios Andaluces.
9. Op. Cit.

10. Juan Díaz del Moral. Historia de las agitaciones campesinas andaluzas. Ed. Alianza. 
1973.

11. Juan Díaz del Moral. Las agitaciones campesinas del período bolchevista (1918-1920). Biblioteca de Cultura Andaluza. Editoriales Andaluzas Unidas. 1985.

12. Isidoro Moreno. Identidad cultural y dependencia: orígenes, bases, bloqueos y desarrollo del nacionalismo andaluz. Nación Andaluza. Una revista para el debate. Nº 1. 1983.

13. Los condenados de la Tierra. Franz Fanon. Ed. Txalaparta.